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7. Cine mudo. España


El cine llegó a España de manera temprana, gracias al interés de los hermanos Lumière y algunos de sus colaboradores por rodar aquí, y posteriormente exhibir su aparato. No obstante, hasta bastante entrado el siglo XX no podemos hablar de un desarrollo fructífero y relevante para la historia del cine.


En estos primeros años, uno de los aspectos más importantes fueron las adaptaciones literaria, las reconstrucciones históricas con voluntad artística y los dramas de talante realista, costumbrista o romántico. Destacan: La dolores (1908), La madre (1911), La reina joven (1916), …


Segundo de Chomón inventa un sistema basado en una plantilla de celuloide crea su taller en Barcelona, donde experimenta los trucajes con maquetas, el rodaje fotograma a fotograma, la doble impresión, sustituciones de personajes… Rueda todo tipo de películas: documentales, reconstrucciones, cuentos populares, fantasías, dramas y zarzuelas. Destacan Choque de trenes (1902), Gulliver en el país de los gigantes (1903) y Eclipse de sol (1905). De regreso a Barcelona filma numerosas películas de cine comercial. La productora Italia films le contrata para los trucajes de varias películas de Giovanni Pastrone, entre otras Cabiria (1914).


Entre 1911 y 1922 el cine español se centra básicamente en Barcelona. En la segunda década del siglo XX ya funcionan Films Barcelona, Hispano Films, Royal Films e Iris Films. La primera guerra mundial proporciona una buena situación económica que permite la existencia de casi un treintena de productoras, de vida efímera la mayoría, alentadas por un paréntesis en la importación de cine extranjero. Hay que destacar la influencia italiana en el vestuario, decorados y en las pasiones y sentimientos puestos en escena.

Barcinógrafo fue la productora fundada por Adrá Gual y sectores autonomistas en 193 con el mismo propósito del Films d’ Art. Comienzan adaptándose a autores consagrados en películas que muestran la preocupación estética por la composición del plano, los significadores de la escala, la interpretación de los autores, ... algo poco común en la época.


1923-1929. El desarrollo de la producción madrileña

El cine de la capital durante estos años se caracteriza por la búsqueda de géneros nacionales y la reducción de riesgos nacionales. Esto se tradujo en el triunfo del género popular, pero a cambio de bajos salarios y peores condiciones laborales. Todo esto recaía en la expresividad de las propias obras. Se daba un abuso de las zarzuelas, por lo que se comenzó a buscar ayuda de novelistas, dramaturgos…(Ej. éxito de novelas de Pérez Lugín). Estas adaptaciones triunfaron a corto plazo, pero a lo largo supuso una medida restrictiva y empobrecedora. A partir de 1925, surgen iniciativas estabilizadoras: descenso de zarzuelas, se mantienen con moderación los melodramas, se reduce la nómina de films taurinos, se aumentan los sainetes literarios (El pilluelo de Madrid, Viva Madrid que es mi pueblo, Al Hollywood madrileño, ...).


La productora Atlántida cesa a Manuel Noriega por Bauer para economizar sus inversiones con La barraca de los monstruos. No obstante, la censura recayó sobre las obras de Bauer. Por otra parte, la empresa rival Films Española de Buchs, cae también económicamente por la construcción y el mantenimiento de estudios. Las condiciones de la época solo permitían amortizar un film de no muy elevado coste, lo que implicaba la subsistencia a marchas forzadas de las empresas del sector cinematográfico. El elemento motor de la producción cinematográfica española son los propios realizadores o los que aspiran a serlo. Esto da lugar a uno o dos títulos al año.


Durante estos años se da la llegada al cine de hombres procedentes de artes plásticas. La industria crece paulatinamente, lo que permite celebrar en octubre de 1928 en Madrid el Primer Congreso Español de Cinematografía, por la revista La Pantalla. Pretendía desencadenar un debate sobre los problemas del cine español y que el Congreso valorara cuestiones de financiación. No obstante, este respondió con la necesidad de un código de censura y una ley de protección a la industria cinematográfica nacional. Por la contra, un pequeño grupo liberal reclamó un canon cada vez que se hiciera una película para formar un fondo de ayudas.


Las bases de un cinema popular autóctono: José Buchs y Manuel Noriega

José Buchs es el autor de adaptaciones de zarzuelas, versiones de dramas líricos, cine de aventuras-folcloristas, melodramas burgueses, novelización histórica, … Se caracteriza por la rapidez y planificación rudimentaria. Sus films erigieron un cinema populista y de corte liberal que consiguió atraer el público de la época.


Manuel Noriega no se distingue enormemente de Buchs. Trabajó en comedias burlescas norteamericanas y dirigió diversos sainetes. Ocupó el puesto de Buchs en Atlántida. Realismo popular, tradición española, cálido tratamiento de personajes pero frialdad en cuanto al diseño.


El cinema de la burguesía urbana: Benito Perojo

Perojo opinaba que las condiciones negativas del cine español implicaban que la burguesía urbana se centrara en consumir producciones extranjeras. Se impuso a sí mismo rodar en estudios extranjeros con profesionales europeos y españoles. Solo la financiación sería nacional.

En estos años se habla del cine liberal burgués español. Sus principales rasgos son el gran detallismo y la cuidadosa composición de las obras, no obstante recibía críticas al ser acusado de anti-español.

Florián Rey es el autor de La Revoltosa (1924), entre las zarzuelas y los sainetes que filmó. Esta obra destaca por trabajar en tres direcciones: filma asuntos populistas de la época, somete esos materiales a una distinguida elaboración formal y recorre los diversos géneros del cine madrileño. También realiza una transposición a la época actual de la novela picaresca El lazarillo de Tormes (1925). Cultivó además la comedia burguesa y el melodrama campesino, como La aldea maldita (1930), que alberga temática propia del cinema campesino desde una denuncia social y que posteriormente se sumerge en aguas del melodrama.



Emigrantes y colonizadores

Se dio la práctica desaparición del cine en Barcelona y desarrollo del mismo en Madrid, pero también se desarrolla el cine en manos de los extranjeros que siguen desembarcando en España, como el productor mexicano Miguel Contreras Torres. Rueda en estudios madrileños una versión de El relicario (1926), y se propone realizar una película sobre el bandolerismo andaluz (no aceptada), El león de Sierra Morena (1928). Otro caso es el de Rino Lupo, que realizó Carmiña, Flor de Galicia (1926), y es un caso de cine portugués en España.


Armand Guerra pretendía filmar temas de interés social que neutralizasen las ‘estupideces burguesas’ al uso. Crea la marca Cervantes Films (El crimen del bosque azul).

En España también se dio una versión, si bien reducida, de las vanguardias europeas: Nemesio Sobrevila constituyó una singularidad en el cine español. En 1927 grabó Al Hollywood madrileño (posteriormente, Lo más español). Satirizaba la producción madrileña de la época. No tuvo éxito comercial, y no se estrenó en muchas pantallas. En 1929 comienza a llevar a cabo su segunda película: El sexto sentido, novedosa en varios aspectos: suscita debate cinematográfico, reivindica la figura del cineasta, toma posiciones ideológicas sobre la moral y la vida cotidiana, utiliza procedimientos vanguardistas… Este hombre es el responsable de la reformulación del tradicional sainete, creando la primera vanguardia.



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