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4. Resto del mundo

Actualizado: 23 abr 2018



Iberoamérica

México

En México prosiguió su carrera el español Luis Buñuel, superando las limitaciones técnicas y artísticas de la industria mexicana con su personal talento. La función revulsiva de sus obras alcanza su apogeo con El ángel exterminador (1962). Es un cine traumatizante, de revulsión, que pierde en su refinamiento algo de aquella fuerza que obtenía al trabajar en Francia.

El cambio en las tendencias no es fácil ya que la sociedad mexicana se inclina por el conservadurismo. La fórmula secreta (1965) de Rubén Gámez fue uno de los títulos que hicieron concebir esperanzas de un cambio de estilo en el cine de México.


Con la creación del Instituto de Capacitación Cinematográfica, Arturo Ripstein se da a conocer con Tiempo de morir (1966). Este es, en ocasiones, perjudicado por un cierto cripticismo, no exento de gran carga ideológica a la hora de acometer sus obras


Cuba


A partir de 1960, Cuba se ha convertido en un nuevo foco interesante de América Latina, regido por el Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC), entidad estatal creada por decreto de 24 de marzo de 1959 y dirigida por Alfredo Guevara, de la que depende tanto la enseñanza como la financiación y programación cinematográfica. El mismo año de su fundación comienzan a producirse películas, como Historias de la revolución (1960), entre otras.


Alcanzan prestigio figuras como Tomás Gutiérrez Alea. Su película más famosa es Memorias del subdesarrollo (1968) que pretende mostrar las contradicciones de un burgués y por extensión de toda una clase social cubana en plena crisis de los misiles (1962).


Humberto Solás, es para muchos estudiosos, el director más importante de la nueva Cuba. Es un hombre barroco, algunas de sus películas están entre lo más refinado que ha hecho el cine cubano a lo largo de los setenta. Es el caso de Lucía (1968) en la que se narra la historia de tres mujeres en diferentes momentos de la historia. Solo hay que reprocharle un lirismo tal vez exagerado.


Brasil


El fenómeno más ruidoso de Iberoamérica, no obstante, será el espectacular florecimiento del cine brasileño de los años sesenta. Hasta 1962 no resulta posible hablar de la eclosión de un Cinema Nôvo, aunque las fronteras de este movimiento tampoco aparecen nítidas. La erupción de este Cinema Nôvo es la expresión trágica y plástica del subdesarrollo y del hambre en América Latina, siendo llamado también “estética de violencia”. El hambre, la alienación religiosa, la sequedad de la tierra castigada por un sol implacable, la dominación colonial de los monopolios norteamericanos y el caciquismo latifundista son los rasgos que nutren a este cine nacido de la indignación y la cólera. Pero la dictadura política en Brasil dificulta temporalmente el progreso de esta cinematografía mostrando así la dificultad que supone asumir el desarraigo en esta tierra.


Nelson Pereira dos Santos uno de los directores más representativos del cine brasileño aporta realismo social quedando reflejado en películas como Vidas secas (1963), análisis sobre la substancia de un grupo familiar que deambula en busca de su propia miseria. Su cine pretende reflejar la violencia de la sociedad brasileña, justificada en una tradición de explotación y de injusticia hacia las capas sociales más desfavorecidas y perseguidas.


La violencia es interpretada por Glauber Rocha como un arma para invertir las tendencias sociales. Se dio a conocer como crítico de cine, y de esa actividad pasó a la dirección. El mundo de Rocha es un marco de influencias feudales, salvajemente místico, que encuentra una plasmación importante en Dios y el diablo en la tierra del sol (1964). Otra de sus obras con más repercusión es Tierra en trance (1967). Había conseguido un gran prestigio y un respaldo en festivales como el de Cannes, pero se desorientó en sus narraciones, pretendió abrirse espacios que desconocían y su nombre y obra fue languideciendo con el tiempo.


Otros jóvenes que aportaron sus obras al cine de la época son Paulo César Saraceni o Joaquín Pedro de Andrade.


Argentina



Argentina es un país donde la influencia europea constituye casi siempre una guía a observar y tratar de adaptar a su realidad. Lo británico, francés o hispano-italiano son modelos y referencias que pueden detectarse en su literatura, estética y cine.

El cine de Torre Nilsson tiene bastantes desigualdades. Tiene títulos como Martín Fierro (1968), Estirpe de raza (1970).


El problema de los nuevos cines iberoamericanos es que la producción es desigual y su distribución muy dificultosa. Tienen que sobrevivir a base de festivales o exhibiciones.



Los cines periféricos; Asia y África.

En 1961, los Estados Unidos producen 189 películas, Japón produjo 535, así como la pequeña colonia de Hong-Kong 302, India 297, Filipinas 105 y China Popular 35.

Aunque esta numerosa producción en el gigantesco continente asiático no es un índice de calidad, quedan el cine japonés y el indio como los más respetables.


El cine japonés y los géneros


No podemos hablar de la misma forma de la potencia cinematográfica japonesa, en la que destacó Akira Kurosawa con películas como El infierno del odio (1963) o Barbarroja (1964), en las que corrobora su postura humanista, en lucha contra las formas de dolor y injusticia.

Fue el gran director que supo entremezclar su idea del cine con aportaciones de las formas de entender el medio provenientes de Occidente. Era un aldabonazo, un filme que habría de influir decisivamente en la forma de contar historias en el cine.

La elevada capacidad técnica de la industria del cine japonés le permite desarrollar su propio procedimiento de cine en color (Fujicolor) y lograr resultados muy notables en el campo de los dibujos animados.

Su cine ha sido y es muy importante aunque su difusión no ha alcanzado la popularidad del cine de otros países, lo que no ha impedido que algunas de sus películas y autores hayan ejercido influencia sobre la cinematografía de otros lugares.

Se tiene la idea de un país sensible, de dibujantes y pintores de trazo delicado, pero también hay un Japón duro, cruel que llega al sadismo.


La figura más rompedora del cine japonés de estos años es sin duda Nagisa Ôshima. Comenzó su etapa creativa a finales de los años 50 con Asu no taiyo (1959) pero en poco tiempo se iba a convertir en una verdadera estrella. Su cine era rompedor, duro, cargado de erotismo e incluso de sexo explícito.


Mizoguchi es el director de notables películas a lo largo de la década como La vida de Oharu, mujer galante (1952), Cuentos de la luna pálida de agosto (1953) o El intendente Sansho (1954).


Uno de los grandes nombres del cine japonés fue Yasujiro Ozu, soldado durante la guerra, muerto en 1963. Su cine es una exaltación de los valores familiares y el transcurrir del tiempo. Su estilo es parsimonioso y dotado de una agudeza psicológica especial para el estudio de la personalidad de los individuos. Los cuentos de Tokyo (1954), Buenos días (1959), Otoño tardío (1960); en todas confirma su enorme belleza visual y un tratamiento de personajes exquisito y fascinante.


Una productora importante de estos años es Shochiku la cual da trabajo a una nueva generación de cineastas que sintonizan con el cambio social que vive la sociedad japonesa y se siente atraída por la cultura extranjera, el cine francés y otros procedentes del resto de Europa. Directores como: Nagisa Oshima, Kiju Yoshida y Masahiro Shinoda.


Los autores de la Nuberu Bagu tienen su mayor oportunidad con la ATG (Art Theatre Guild) que, a comienzos de los 60 distribuye películas de calidad, y posteriormente, produce a esos artistas y a Imamura.


Las “películas rosas” alcanzan la mitad de la producción en los años 60, se realizan en los grandes estudios y cada vez resultan más explícitas. Junto al cine erótico abundan las películas de acción y las mafias (yakuzas). Toei produce películas cada vez más violentas y maniqueas (los buenos con kimono y los malos con ropa occidental). Por su parte Toho se especializa en la serie fantástica “Godzilla” que se caracteriza por la ingenuidad y la poesía.

  • Shohei Imamura. La mirada documental, la mujer liberada y la reflexión sobre el sexo son algunas de las características de su cine. Buta to gunkan (Cerdos y acorazados) constituye una crítica al imperialismo norteamericano y al despliegue económico del país. Utiliza también metáforas de animales como en: Nippon Konchuki, donde aparece la figura de una mujer fuerte que lucha por su independencia. Otras películas de esa época hacen una crítica de la sociedad contemporánea, pérdida de valores tradicionales y de la civilización industrial.

  • Nagisa Oshima. Se distancia de los maestros consagrados (Ozu, Kurosawa o Mizoguchi) en el estilo y en la aproximación a la crítica y antidogmática a temas actuales. Llama la atención con la escritura creativa, moderna, de su segundo largometraje: Juventud desnuda. En sus siguientes películas abordará temas conflictivos como el racismo anticoreano, el crimen y, sobre todo, el tabú sexual, al que dedica El imperio de los sentidos “Ai no Korrida”.


El cine indio: industria y tendencias

La India es uno de los países con mayor producción cinematográfica, con argumentos variopintos en los que cabe de todo y a la vez. Busca desarrollar unas señas de identidad propia. Raj Kapoor, Mehboob Khan y Bimal Roy son algunas luces de una industria que dispone de una nómina de creadores sorprendente. El problema de su trabajo se encuentra en que apenas trasciende más allá de unos pocos mercados.


A finales de los años sesenta, la Film Finance Corporation promueve a los autores del Nuevo Cine Indio, que se caracterizan por el compromiso y a estética deudora de la modernidad de otros nuevos cines. Además del título emblemático de “Bhuvan Shome” están la comedia satírica “Sara Akash”. Con el tiempo, este nuevo cine se ha visto eclipsado por la tónica comercial de la mayoría de los filmes que se ruedan en la India. Es dominante el cine en las lenguas dravídicas en los estados del sur.


Satyajit Ray es la figura más importante y el director más sobresaliente, no solo por su exotismo, sino también por su personalidad. De talante progresista, partidario de la apertura de la India al progreso y a occidente, es muy crítico con la importancia social de la religión en su país. Sus películas son construcciones muy cuidadas y siempre deja un importante margen para la improvisación. Ha realizado obras en distintos géneros, siempre con una complejidad sugerente donde se lleva a cabo una reflexión sobre el valor de la palabra y la dialéctica entre tradición y progreso. En su obra se puede percibir influencias del neorrealismo italiano, constituye un gran cuadro de tipo social en el que se refleja la vida de su país.

En películas como Devi” o “Ganashatru” critica la superstición y el fundamentalismo religioso. Sobre los problemas de la mujer, su situación en la sociedad o su emancipación ha realizado “Kanchenjungha” y “Charulata”, una de sus obras más conocidas. .Había conseguido un gran prestigio y un respaldo en festivales como el de

También fue autor de una trilogía Pather Panchali (1955), Aparajito (1956) y El mundo de Apu(1959), en la que se muestra sociedad y cultura desde un punto de vista personal, original, donde la mirada es exploramiento y analítica, con grandes dosis de realismo y fondo documental, más allá del drama y la angustia que sirve de fondo al conjunto de la vida del personaje.


Otros directores importantes son Ghatak (obras más importantes: “Subarnarekha”, sobre la tragedia de la pérdida de Bengala Oriental, y “Komal Gandhar”, en clave autobiográfica.), Sen (cine personal, comprometido y muy influido por la Nouvelle Vague, que se aprecia en “Bhuvan Shome”).


Aproximación al cine africano

La descolonización es la época de surgimiento de los cines africanos. En el mundo árabe sobresale el cine egipcio. La vitalidad de esta industria no supone calidad artística, ya que la censura impide cualquier aproximación a la realidad social del país (películas con decorados de lujo y con personajes de la alta sociedad) y se prohíben también obras de profesionales críticos o de temas israelíes.


El gobierno nacionaliza la industria en los sesenta y promueve producciones de calidad. Predominan las grandes producciones históricas de tipo nacionalista y anticolonialista pero aun así la censura impide algunos estrenos.

  • Yussef Chahine


Comienza haciendo películas comerciales y dos melodramas sociales protagonizados por estrellas (Siraa fil minaa “duelo en los muelles”). En su filmografía abundan las películas históricas, que sirven para reflexiona sobre la actualidad política del país: An Nasir Salah ad-Din (Saladino), Al-usfur (El gorrión) sobre la derrota en la guerra con los israelíes.

Su cine es el de un intelectual que promueve la modernización del país y fustiga la corrupción política, el integrismo. También sobresalen Al-ard (La tierra).

La protección estatal, la competencia de la televisión y las dificultades para la exportación debilitan la industria. En este contexto surge la Asociación del Nuevo Cine (Gamaat) en 1968 impulsa una renovación en sintonía con los nuevos cines europeos. En él está el origen de las carreras de cineastas renovadores como: Said Marzuq, Shukry o Badrakhan.


En Argelia, el cine surge como arma propagandística en el marco de la resistencia y la lucha por la independencia. Hasta mediados de los setenta prevalecen las crónicas sobre la guerra de la independencia, coproducciones con otros países: La batalla de Argel, o los filmes rurales.


En Túnez hay un desarrollo más modesto. Entre los títulos más significativos están obras como Al-fajr (El alba).


Por lo que se refiere a Marruecos, los primeros largometrajes son de finales de los años sesenta, por ejemplo: Weshma (Indicios), se trata de una obra arriesgada en lo formal y crítica con la sociedad marroquí.


En los países francófonos se inicia un cine precario, muy subvencionado. En el conjunto de los países subsaharianos destacan Senegal:

  • Ousmane Sembene

Está considerado como el padre del cine africano. Comienza su dedicación al cine muy tardíamente. Hace un cine de compromiso, donde denuncia los abusos de poder político y religioso, el horror de las guerras coloniales o los modos de vida de la burguesía poscolonial. Comienza con el corto Borom Sarret ( El carretero), dónde describe los suburbios de Dakar y La noire de… que está basado en un texto propio.

Costa de Marfil, Niger, Malí, Burkina Faso y Congo.

En la breve historia del cine africano debemos considerar: un cine sociopolítico que hace hincapié en la necesidad de construir el país y transformarlo, por lo cual se denuncian la corrupción, la discriminación de la mujer… Un cine “ombliguista”, que plantea conflictos singulares sin trascendencia pública.


El cine chino de los sesenta

A principios de los sesenta hay un impulso de renovación que promueve una estética propia donde sean compatibles el realismo y el romanticismo revolucionario. En el contexto de una cierta liberalización económica abundan las comedias, farsas y enredos amorosos a cargo de directores como Xie Lin, Xie Tian o Wang Weiyi. La industria conoce cierta prosperidad que hace crisis debido al rechazo de la presa ortodoxa, que tiene como consecuencia que se edulcoren los finales y se promuevan películas épicas y didácticas y documentales de apoyo al régimen.


En un festival de cine del 64 se establecen nuevas normas que serán reforzadas en los años de la Revolución Cultural, se llega a cerrar la Academia de Cinematografía, se arresta a cineastas y los estudios son ocupados por el Ejército. Todo esto provoca el exilio a EE. UU y Hong Kong de algunos directores.


Tras la muerte de Mao Zedong hay un clima favorable, pues la liberación política y económica permite un cine de género (kung fu, policíacos y comedias sentimentales) lo cual conlleva una revitalización de la industria.


También hay que tener en cuenta el de Taiwan y el de Hong Kong, donde se hace cine de género, parcialmente de artes marciales.

El cine taiwanés trata de preservar s identidad con la lengua oral frente a las importaciones hongkonesas en chino mandarín y a las norteamericanas.


  • Li Xing

Renueva en los años sesenta el cine taiwanés con películas de “realismo sano”, donde se plantea la identidad cultural del país y las diferencias sociales, generacionales y económicas entre las gentes y las ciudades.

En el caso de Hong Kong ha mantenido una industria floreciente, en los años sesenta había una decena de productoras (Golden Harvest entre las más famosas). Los rodajes en idioma cantonés van decayendo y dando paso a productos más “internacionales”.

El cine de artes marciales, de enorme difusión mundial, tiene a Bruce Lee, su figura emblemática: es un cine comercial donde la lucha aparece plasmada con movimientos coreográficos. Crea toda una escuela de intérpretes entre los que destaca Jackie Chan.


El nuevo cine iraní


Se había caracterizado por obras comerciales de neta diversión. A finales de los sesenta surge he llamado “Primer Nuevo Cine Iraní”, un movimiento que contrasta en el panorama complaciente del centenar de películas que se ruedan en el país anualmente.


La primera significativa es “Gav”. Los autores más importantes son Dariush, Bahram, Amir Naderi y Abbas Kiarostami.


Debido a la fuerte censura y a la influencia de cineastas franceses se trata de un cine hermético que no consigue conectar con un público que se decanta por obras de evasión.

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