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3. EEUU

Actualizado: 24 abr 2018


  1. Introducción

  2. Géneros y evolución

  3. Americanos en el exilio

  4. Transformaciones en el cine americano

  5. Directores

1. Introducción

El triunfo en la 2ªGM de EEUU lo convierte en potencia hegemónica, se extiende por occidente su forma de entender el cine. Las grandes productoras, los productores y actores se integran en forma empresarial. Actores son intercambiados entre productoras, pero nunca renuncian al Star-system. El marco socio-político que domina la escena actual es la Guerra Fría, un clima de intranquilidad, terror y pánico (las imágenes de Hiroshima y Nagasaki se consideran premonitorias). El espionaje pasó a ser definitivo en el desarrollo de estrategias políticas, se veía el comunismo como el enemigo. Los grandes Estudios comienzan a producir películas anticomunistas y los soviéticos, antiamericanas. Va surgiendo una nueva corriente que va surgiendo lentamente, pero que resulta difícil definir a qué género pertenece, por ejemplo, La hora final (1960) de Stanley Kramer.


2. Géneros y evolución

- El cine negro, el cine de gángsters, el cine policíaco o el thriller ya tenían una consistencia necesaria como para ser reconocidos por el espectador. El crimen organizado, la corrupción judicial y los vínculos entre la policía y algunos grupos se convierten en un referente temático, La ley del hampa (1960) de Bud Boetticher, Bonnie y Clyde (1967) de Arthur Penn o La matanza de San Valentín (1967) de Roger Corman.


- Vinculado al clima de inquietud social y política está la nueva producción de ciencia ficción y fantástico. El espacio exterior se convierte en el lugar de origen de muchas historias, pero son aquellas que atemorizan y generan comportamientos indecisos a la hora de valorar ciertos aspectos de la política, la investigación y la convivencia social. Las películas apostaban por el espectáculo y un mayor realismo, con una buena utilización de maquetas y notables efectos especiales. Con este tema destacan El hombre con rayos X en los ojos (1963) de Roger Corma, El planeta de los simios (1968) de Franklin J. Schaffner y 2001: una odisea en el espacio (1968) de Stanley Kubric.


- Relacionado con la ciencia ficción se encuentra el cine de terror en este periodo. El miedo que se propaga es con base psicológica, se busca que el espectador se suma lentamente en un estado de angustia (tensión emocional). Se busca que bajo el manto de lo cotidiano o normal aparezca un ser diferente, que al sufrir cierto episodio psicótico genere una situación tensa y agónica. Así el enemigo vive en la propia sociedad. El maestro en este género es Alfred Hitchcock, con películas como Psicosis (1960) o Los pájaros (1963) (las situaciones de caos funcionan como referencias de locura).




- Esta situación social y política afecta al desarrollo del western. Evolucionó con nuevos elementos, ver con la realidad y protagonismo de las tribus indias y la dimensión más personal y psicológica del pistolero. En este género destacan películas como El hombre que mató a Liberty Valance (1962) de John Ford. Sam Peckinpah introduce claves renovadoras en este género, representadas en Duelo en alta sierra (1962) o Mayor Dundee (1969). Sin embargo el mayor sentido de la violencia se ve en Grupo Salvaje (1969). El western es un género que con el paso de los años parece tener más dificultades para conectar con las nuevas generaciones.


- El musical tiene sus raíces en EEUU. Proviene del teatro y mezcla la línea argumental con canciones y coreografías espectaculares. Toca temas que van del western a la guerra. La música influyó en la forma de hacer cine. De este género destacan Mi bella dama (1964) de George Cukor, uno de los musicales más importantes y de gran éxito en taquilla es West Side Story (1960, el musical de Broadway). Uno de los éxito más sorprendentes Sonrisas y lágrimas (1965) de Robert Wise. Se realizan aportaciones al musical desde perspectivas complementarias como en Funny girl (1968) de William Wyler. El mundo del “rock and roll” se va imponiendo lentamente como parte de la cultura juvenil estadounidense, el personaje más importante es Elvis Presley, que aparece por primera vez en Love me tender (1965) de Robbert D.Webb. A partir de los setenta se generaliza la presencia de las estrellas de rock en la pantalla.


- La comedia demostraba su elegancia y capacidad de divertir en un momento álgido de la historia. Una de las parejas más sorprendentes de este género es Spencer Tracy y Katherine Hepburn, en películas como Adivina quién viene esta noche (1967) de Stanley Kramer. Otra de las parejas son Rock Hudson y Doris Day, una de sus películas más reconocidas es Confidencias a media noche (1959) de Michael Gordon. Una de las películas de mayor calado en esta época Con faldas y a lo loco (1959).

La aparición de la televisión fue decisiva en la en la modificación de gustos, utilización del lenguaje y repercusión social. La televisión impone unos argumentos distintos en la forma de contar el relato. Los planos se acortan, las historias se hacen más cotidianas y cercanas a la persona de la calle. De la televisión llegan al cine numerosos guionistas, actores y directores, como Ralph Nelson con Réquiem por un campeón (1962). En este momento las películas destacan por la influencia de grandes formatos, el color y la necesidad de unos efectos especiales que cautiven al espectador.



Junto al CinemaScope surgen otros sistemas arropados en las estructuras de cada Estudio, finalmente todos aceptan el sistema de la 20th Century-Fox (el mejor para el desarrollo de la industria. Durante los primeros años de la década de los sesenta se

impulsó el Cinerama, sistema que usa tres cámaras durante el rodaje y tres proyectores para la exhibición de la película. El espectador se sumergía en un gran espectáculo, el principal problema de este sistema es que en la pantalla se notaban dos líneas verticales, aparte de que se trata de un procedimiento costoso. Con este sistema se rodaron algunas películas como El maravilloso mundo de los hermanos Grimm (1962) de Henry Levin y George Pal.


Entre todo el clima de tradición y novedad creativa, sobresale también John Huston, con un cine en el que se mezcla la aventura, la literatura, el testimonio, el concepto de la vida como camino iniciático, la amistad y la frustración. Vidas rebeldes (1961) o La noche de la iguana (1964). Este periodo es el de cierre de la carrera de Charles Chaplin, del que se hablará más adelante en los cineastas americanos en el exilio.

Nicholas Ray, muy admirado por los cineastas europeos, por saber examinar el lado crítico y conflictivo de los personajes. Sus argumentos indican la necesidad de dar respuestas a una juventud que emergía con potencia, reclamaba atención y buscaba nuevas formas de expresión y realización. El enfrentamiento generacional comenzaba a ser un hecho. Se comienzan a formar argumentos con temáticas muy polémicas, por ejemplo, Lolita (1962) de Stanley Kubrick. Se abordan temas como los embarazos adolescentes, las píldoras anticonceptivas, los temas raciales, el mundo homosexual etc. Son referencias a una sociedad más allá del conservadurismo.


Tras la elección en 1960 de Kennedy, se materializa otra forma de entender la forma de vida. El cine pasa a ser un exponente de eso, la imagen que potencia es la del propio presidente, de familia rica, joven, atractivo.

Es una época donde se comienzan a proyectar en las películas todos los temas controvertidos de la sociedad, destaca en el año 1960 la película Matar a un ruiseñor de Robert Mulligan, inspirada en la novela de Harper Lee.

Personajes importantes como Truman Capote inspiraron a nuevos directores de esta época, así como Jack Kerouac, su influencia se aprecia en muchas obras pero sobre todo en Buscando mi destino/Easy Rider (1969) de Dennis Hopper.


En contraposición a las grandes producciones americanas, encontramos ciertos grupos independientes como el New American Cinema Group, impulsado por Jonas y Adolfas Mekas, que producen películas transgresoras, marginales e insólitas que cosecharán tanto éxito como polémica.

Destacan Shadows (1960) de John Casavettes, rodada con un presupuesto de 15.000€, The Cool World (1963) de Shirley Clarke o el amargo cine-poema The Savage Eye (1961) de Ben Maddow.

La Escuela de Nueva York actuó como detonante para el cine americano independiente. Este movimiento difuso se denominó underground por su carácter marginal y su estructura anárquica y preindustrial.

La libertad a nivel de autor y la restricción a nivel de consumo son algunos de los principales rasgos de esta tendencia. Algunos de los nombres que destacan son Kenneth Anger (Scorpio Rising, 1962), Jordan Belson (Pehnomena, 1965), Bruce Conner (Cosmic Ray, 1961) y Paul Morrisen (Carne, 1968), ... Sin embargo, es indiscutible que el mayor éxito fue Andy Warhol, que llegó a los estudios europeos: Sleep (196 3), Chelsea Girls (1966), Lonesone Cowboys (1969)…

A pesar del gran alcance que obtuvo este movimiento, vive divorciado del público. Nace de la voluntad de subversión y parece aceptar la impotencia práctica de su subversión.


3. Americanos en el exilio

La persecución maccarthista primero y la crisis industrial de Hollywood después, empujaron a cierto número de figuras importantes del cine americano hacia los caminos inciertos del éxodo. Pero además del caso de Chaplin, asistiremos al exilio de Jules Dassin que rueda Nunca en domingo (Pote tin Kyriaki, 1960), exaltación hedonista que impuso internacionalmente el nombre de Melina Mercouri en el papel de una prostituta del Pireo, Fedra (Phaedra, 1962) y Topkapi (1964), cuyo minucioso atraco al museo de Estambul es un auto-homenaje de Dassin que no puede hacer olvidar, a pesar de sus equilibrios, el antológico atraco de su Rififi.


La figura más impresionante de esta diáspora es Orson Welles. Rodó El proceso (Le Procès, 1962), visión gigantomáquica del poder del Estado adaptada de la atormentada novela de Kafka. Sus últimos films, empañados de amarga melancolía, son Campanadas a medianoche (1965), en donde recrea, en paisajes españoles, la figura shakespeariana del grasiento Falstaff, partiendo de textos de Enrique IV, Ricardo II, Las alegres comadres de Windsor y Enrique V, y Una historia inmortal (Une histoire immortelle, 1967), joya cinematográfica realizada para la televisión con gran austeridad de medios y que es una nueva meditación sobre el fracaso del poder.

Tanta capacidad técnica le conducirá, de un modo natural, a la experiencia de Campanadas a medianoche y Una historia inmortal, películas que rueda sin casi poner los pies en los estudios, pero que a pesar de ello siguen fieles a sus postulados expresionistas.

Un caso muy particular del exilio americano es Joseph Losey. El estilo de Losey nos ha hecho pensar en la obra de Murnau. Tienen en común la difícil búsqueda de un equilibrio estilístico entre el realismo y el expresionismo, y la glacial frialdad de sus imágenes se debe, entre otras cosas, a su elaborada composición, previamente estudiada y resuelta mediante dibujos de cada encuadre (pre-designing). Losey ha manejado con maestría el mundo del crimen en La clave del enigma (Blind Date, 1959) y El criminal (The Criminal, 1960) y ha utilizado la fantasía y la ciencia ficción en The Boy with the Green Hair (su primer largometraje, en 1948), Estos son Los condenados (The Damned, 1961) y Modesty Blaise(1965) superagente femeninoque tuvo como heroína al personaje creado en los cómics de Peter O'Donnell y Jim Holdaway. Su obra, variada y unitaria al mismo tiempo se caracteriza las relaciones humanas y las relaciones de clase: Eva (Eve, 1962), El sirviente (The Servant, 1963) expone con originalidad y fría elegancia un tema clásico, el del sirviente que acaba por vampirizar y dominar a su amo, Accidente (Accident, 1967), que es su segunda colaboración con Harold Pinter como guionista.

La obra de Losey avanzó por el sendero de una sofisticada perversión, con impresionantes recreaciones de universos morales descompuestos a los que Elizabeth Taylor prestó una eficaz colaboración en La mujer maldita (Boom, 1968) y en Ceremonia secreta (Secret Ceremony, 1968).

John Huston, que inició su carrera europea con Freud (The Secret Passion, 1961) lucha contra los prejuicios religioso-morales. Otros títulos son La Biblia (La Bibbla, 1965), visión mitológica de las primeras páginas del Génesis, en las que Jehová aparece como un genio cruel e intolerante. Su obra nómada Reflections in a Golden Eye (1967), The Kremlin Letter (1969) y A Walk with Love and Death (1969).


4. Transformaciones en el cine norteamericano

Los 4.680 millones de espectadores de 1947 habían descendido a 2.470 millones en 1956, a pesar del crecimiento demográfico. Los clientes habían sido absorbidos por otras formas de esparcimiento: motorización, cámping, discomanía y, sobre todo, por la pequeña imagen del televisor. Muchas salas de cine tuvieron que cerrar sus puertas, la poderosa productora RKO desapareció en 1957 y actores populares de la talla de Bob Hope o Lucille Ball abandonaron la gran pantalla para empezar a trabajar en la televisión.

Las grandes compañías reaccionaron con energía, a la vez que lanzaban con angustia el eslogan “¡Las películas son hoy mejores que nunca!”, jugaban a la desesperada la carta del cine en relieve, las macropantallas, los drive-in y las superproducciones con larga retahíla de estrellas. Los temas de la Biblia y la Historia fueron saqueados sin ningún respeto por los guionistas de Hollywood y en los estudios se alzaron gigantescas reconstrucciones. La producción de Hollywood decayó de 404 películas en 1947 a 232 en 1954.

La implantación de la semana laboral de cinco días hizo subir desde 1955 los costos de producción en un 20%. Los diez mandamientos, de DeMille costó 13.5000.000 dólares y Ben-Hur (1959), de William Wyler, 11 millones. Las pequeñas productoras buscaron atraer al público con temas polémicos. Una personalidad típica fue la del productor independiente Stanley Kramer, El ídolo de barro, Hombres o Solo ante el peligro son algunas de sus obras. LA Escuela de Nueva York se apuntó un importante éxito comercial con El pequeño fugitivo (The Little Fugitive, 1953), de Morris Engel, Ray Ashley y Ruth Orkin, rodada con bajo presupuesto. Muchas de estas pequeñas productoras pensaron en adaptar a la gran pantalla los seriales exitosos de la televisión, incluso con los mismos trabajadores que la habían hecho en la televisión, así surgieron películas como Marty (1955), de Delbert Mann.


Se esperaba mucho de esta generación de la televisión, formada por Delber Mann, Martin Ritt, John Frankenheimer y Sidney Lumet, el grupo tuvo unos inicios prometedores con películas como Donde la ciudad termina (A Man Is Ten Feet Tall, 1957), Más fuerte que la vida (No Down Payment, 1957), ambas de Martin Ritt, y el intenso teledrama Doce hombres sin piedad (Twelve Angry Men, 1957), de Sidney Lumet. Posteriormente esta generación cedió a las tentaciones y presiones comerciales.

Uno de los flancos por los que el cine americano se sintió atacado fue por la penetración y aceptación del cine europeo en su propio país. Por eso un parte de Hollywood decide intelectualizarse, utilizando como estrellas los nombres de los escritores más cotizados, el que más adaptaciones logró fue Tennesee Williams, un total de 6 películas fueron adaptaciones de sus libros, como The Rose Tattoo (1954), de Daniel Martin o Baby Doll (1956) de Elia Kazan. Martin Ritt, sin embargo, decide adaptar las obras de William Faulkner con El largo y cálido verano (The Long Hot Summer, 1957) y El ruido y la furia (The Sound and the Fury, 1958). Anthony Mann lleva a la pantalla la obra de Erskine Caldwell God´s Little Acre (1958).

Esta tendencia no puede disociarse de la la lucha de algunos productores y directores contra el código Hays. En el año 1954, año de la muerte de Hays, la Breen Office, organismo que vela por el cumplimiento del código, sufre un gran revés ante la negativa de RKO al no pagar la multa que se le había impuesto a causa de su película The French Line (1953) de Lloyd Bacon. Quien más lejos irá en la lucha contra el código será Otto Preminger, especialista en asuntos fuertes y en encontronazos con la censura. que logra hasta en dos ocasiones sacar a la gran pantalla piezas audiovisuales que no contaban con el visado de la MPAA, estas dos películas fueron The Moon Is Blue (1953) y The Man with the Golden Arm (1955). En 1960 logra la cúspide comercial de su carrera con Exodus, un film de propaganda sionista. a finales de los 60 su prestigio tendió a diluirse ya que las cotas de mayor permisividad y agresividad moral de la producción americana.

En 1966 el código Hays sufre revisiones liberalizadoras tratando de sincronizarlos con el cine europeo. Esta evolución general fue acompañada de una transformación de los grandes mitos populares del cine y la literatura. El hombre que ahora interesa es introvertido, complejo y atormentado. Jóvenes incomprendidos, huraños tiernos y coléricos como John Garfield, Marlon Brando, James Dean y Anthony Perkins.

Jimmy Dean inquieto y rebelde con una vida interior atormentada y en perpetua rebeldía con el mundo, que con 24 años sufrió un terrible accidente de coche que acabó arrebatándole la vida. Su actuación en Rebel Without a Cause (1955, Nicholas Ray) en el papel de Jim Stark lo mitificó y conmovió a la juventud inadaptada americana. Dean fue un estandarte para todos los jóvenes rebeldes americanos y el símbolo de su generación.



Como Marilyn Monroe, que se convirtió en la primera gran antivamp de la historia del cine, a partir del cliché de la Harlow, para efectuar con desenfadada ironía una divertida autocrítica y desmitificación de la vamp de ayer. El suicidio de Marilyn Monroe en 1962 cerró toda una era de Hollywood, ya que a su muerte llegarían grandes estrellas europeas que pulverizaban el monopolio norteamericano.








5. Directores

-Los directores de la generación de la televisión


ROBERT MULLIGAN desarrolla sus primeros trabajos en la radio y la televisión, primero en los informativos y posteriormente como realizador de dramáticos, donde consigue destacar. Alan Pakula le produce su primera película, El precio del éxito (Fear Strikes Out, 1957), a la que siguen otras no muy conseguidas. Entre sus mejores filmes están Matar a un ruiseñor (To Kill a Mockingbird, 1962), magnífica adaptación de una historia real que protagoniza Gregory Peck, La noche de los gigantes (The Stalking Moon, 1969. En su irregular filmografía hay que valorar la caracterización psicológica de los personajes y una realización con notas modernas dentro de un estilo clásico.


ARTHUR PENN su no muy abundante filmografía supone una renovación del cine norteamericano en cuanto profundiza en los géneros para dotarlos de mayor relieve intelectual y cultural. En clave de western realiza su primera película, El zurdo (The Left Handed-Gun, 1958), la novedosa Pequeño gran hombre (Little Big Man, 1970) y Missouri (Missouri Breaks, 1976); Bonnie and Clyde (1968) y La noche se mueve (Night Moves, 1975) son singulares policíacos. El milagro de Ana Sullivan (The Miracle Worker, 1962) es una adaptación teatral. Tanto La jauría humana (The Chase, 1966) como Bonnie and Clyde revelan el interés del cineasta por mostrar la brutalidad de la violencia y el salvajismo que anida en la sociedad, lo que hace sin los recursos espectaculares del cine dominante.


ROBERT ALTMAN constituye una personalidad singular al margen de los grupos y de la industria. Funda su propia productora, Lions Gate Films, y desarrolla una carrera donde trata de renovar los temas y estilos del cine del momento, planteándose cada nueva obra como un reto a la imaginación y mostrando, en todo momento, una mirada crítica hacia sus contemporáneos. Junto a una línea más satírica e irónica, hay obras imaginativas de recreación de mitos. Sus películas, que rueda con el mismo equipo, se caracterizan por la abundancia de pequeñas historias a cargo de muchos personajes cuyos diálogos se solapan. Buena parte de su filmografía son variaciones críticas sobre los géneros cinematográficos, desde el western y el musical a los dibujos animados. Sus primeras obras, The Delinquent (1955), Count- down (1968) y That Could Day in the Park (1969), no tienen mucho éxito.

-La alternativa “artística” a Hollywood

  • SINDEY MEYERS : Realiza el montaje de Slaves (1968) .

  • MORRIS ENGEL: I Need a Ride to California (1968).

  • LIONEL ROGOSIN: Come Back Africa (1960) que rueda en Suráfrica cuenta las dificultades de la vida de los negros, apartheid: Good Times, Wonderful Times (1965) narra una velada entre burgueses que envocan la guerra y sirve para denunciar la inconsciencia de la vida que llevan.


-La escuela de Nueva York y el New American Cine

JONH CASSAVETES: Gracias a sus contratos como actor en Hollywood consigue financiar sus propias películas que escribe,dirige e interpreta. En su cine en el que abundan los dramas sociológicos,se caracteriza por la falsa improvisación en la puesta en escena y en las construcción narrativa, cámara ligera que emplea planos largos. Intenta plasmar la libertad y posibilidades dels ser humanos de superar baches y roles impuestos por la sociedad. Destacan Too late blues (1961) que cuenta la decadencia por el alcohol de un music de jazz, Angeles sin paraíso (1963) sobre una clínica mental para niños, Faces (1969) clave semidocumental sobre la desintegración de una pareja.

SHIRLEY CLARKE: rueda el corto Scary Time (1960). Su primera película importante es La conexión (1962) donde una ciudadana puesta en escena simula el cine directo de planos largos y sonido sincrónico con improvisaciones y personajes espontáneos. The cool World (1963), Portrait of Jason (1967) es la confesión de una prostituta negra bajo los efectos de la marihuana.


PAUL MORRISEY : colabora con Andy Warhol durante varios años. En sus dos primeras películas Flesh (1968) y Trash (1970) refleja los ambientes marginales de homosexuales, drogadictos, travestis, …

ANDY WARHOL : Realiza películas medias de larga duración desde 1963, en las que se limita a grabar de un modo mecánico ,consiguiendo una imagen fría pero provadora. Empire (1964) consta de un plano fijo del Empire State Building de ocho horas. Posteriormente, sus obras son documentales, ensayos, de fantasía y realidad como Vinyl (1965), The Chelsea Girls(1966) o Lonesome Cowboys(1968).


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