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11. Cine sonoro. EEUU


El mito de la “prosperity”

El nacimiento del cine sonoro americano coincide con el crack económico de 1929, que provoca la más grave y repentina depresión económica de la historia del mundo industrial. La gente busca evadirse y divertirse, por lo que la industria del cine no se ve afectada por la crisis: de hecho, experimenta un gran crecimiento. En el cine se produce un movimiento de narrativa social, en el que se reflejan los cambios en la sociedad.


La primacía comercial de Hollywood estos años se debe a la gran aceptación popular de sus géneros: la comedia musical, el cine policíaco y de gángsters, el cine fantástico-terrorífico, el cine de aventuras y el film romántico.


La comedia americana es uno de los géneros triunfantes del cine sonoro de Hollywood. Esto demuestra que lo que busca el público es divertirse. La Sophisticated Comedy cumplirá perfectamente esta función.


La comedia musical es la principal novedad que aporta el cine sonoro. El género tiene su culminación en La calle 42 (1933), de Lloyd Bacon.


Uno de los géneros mayores y más originales del cine americano de los 30 es el importante ciclo de films de gángsters y de presidio. Con la película Hampa dorada (1931), se señalan las nuevas directrices del género. Lo mejor de este ciclo vale como documento o testimonio de impresionante fuerza expresiva. Scarface, el terror del hampa (1932), de Howard Hawks, será la culminación de este género. A partir de aquí aparecen los dramas carcelarios, como El presidio (1930) o El bosque petrificado (1936).


En cuanto al ciclo fantástico-terrorífico, nos encontramos con Drácula (1931) y Frankestein, el autor del monstruo (1931), que actualizan el estilo del expresionismo. Los monstruos humanoides son el hilo conductor de las películas de este género, que suelen acabar en tragedia, condenando los avances científicos. Otros ejemplos de películas serían La parada de los monstruos (1932), de Tod Browing, o King-Kong (1933), de Merian C. Coopper y Ernest B. Schoedsack.


El cine de aventuras, que sirve como evasión de los problemas cotidianos, se bifurca en varias direcciones. Pertenecen a este género las diferentes epopeyas colonialistas —Tres lanceros bengalís o Policía Montada del Canadá— y las gestas del aire —aparecen con el éxito de Alas (1927), siendo Rebelión a bordo o La tragedia de la Bounty (1935) el título más memorable.

El cine de amor se transforma, como consecuencia de la transformación de la situación social de la mujer y de las exigencias de la democratización de la cultura, que barren los clichés del Romanticismo. Nacen aquí la self-made-woman, una mujer de origen plebeyo que busca la fortuna en grandes ciudades, y las vamps (denominación de las femme fatale en estos años), actrices que definen el sex-appeal de la época y poseen un erotismo directo. A pesar de esto, siguen produciéndose películas al viejo estilo, como Sueño de amor eterno (1935) o Viaje de ida (1932).

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